noviembre 26, 2008

Persecución.

Cenicero lleno. Taza vacía. Miro el cielo, está amaneciendo. Miro mis hojas y siguen en blanco. No es cualquier blanco, están poniéndose amarillas, parece que llevan varios días así, queriendo ser escritas, esperando tinta y letras sobre ellas. No pasa nada de lo que aguardan. No tengo ideas.Tomo la micro, me fui. Me bajo, camino. Voy sin rumbo. Tal vez vaya a algún lugar, indefinido claro. Todo lugar me es deferente e indiferente al mismo tiempo. Acelero mi paso, ¿para llegar más rápido?, no es la idea, no tengo destino. Simplemente voy respirando. Hay una fragancia, me llama la atención. Pretendo perseguirla. Me muevo, sin saber bien para dónde.Me doy cuenta, esa fragancia era yo. Por lo tanto, no llegaba a ningún lugar con ella, era yo. Estaba persiguiéndome. Fue así que terminé en el mismo lugar, sentado frente al cenicero, rodeado de esas páginas amarillentas esperando por mí. Ahora que decifré, en parte, qué buscaba, me decido a escribir.

noviembre 23, 2008

Recorrido, recorrido, recorrido, recorrido.

-¿Adónde vas?

-No estoy segura, creo que daré una vuelta por la ciudad.

-¿Por qué, buscas algo?

-No, pero quizás encuentre algo inesperado.

Partió. Da vueltas por la manzana. Mientras su compañero espera en casa, toma café. Ella sigue caminando. Luego, cerca de treinta minutos dando vueltas por la misma manzana, vuelve.

-¿Terminaste tu paseo?

-Sí, me canse.

-¿Por donde caminaste?

-Di vueltas a la manzana hasta cansarme, como te dije.

-¿No ibas a caminar por la ciudad?

-Sí, pero no valía la pena. De cualquier modo, debía volver.

noviembre 20, 2008

¿azúcar o sal?

Quizás escribo sin misión alguna, tal vez sí. Solamente me interesa darme cuenta que puedo escribir sin intereses por medio, quiero darme cuenta que las palabras fluyan sin razón alguna. Que mientras vaya haciéndolo, surgan nuevas ideas, nuevas frases. Necesito darme cuenta que salen letras de mi. Formo oraciones, con y sin sentido. Es así como voy avanzando por las líneas de esta página ficticia. No sé adónde me dirigo ni tampoco me interesa en gran medida. Solo estaré aquí. Procuraré por mantenerme aquí, sin fijarme en nada más que estar. Existo. Tomaré café y fumaré unos cigarros, preocuparme de nada más que de ello. Seré libre para elegir, bajo angustia y pasión. En mí estará esa elección para prescindir de lo prescindible y quedarme aferrado a lo imprescindible. ¿Cómo sabré cuál pertenece a qué? No sé, ni me interesa. Me fijaré mientras tenga que decidir entre banalidades. Nada me es banal, no obstante, selecciono sólo algunos elementos, dentro de una cierta cantidad de posibilidades que tengo. Me angustio por eso. Sin embargo, sigo respirando, me mantengo vivo. Caminaré por calles, me llevarán a otras calles; finalmente terminaré en un pasaje sin salida. Revuelto en absurdo.
Elegí cosas para mi vida. Algunas me fueron muy útiles y me provocaron momentos felices, otras, en cambio, me produjeron dificultades y amarguras, ¿pero qué? Sigo caminando por calles por donde he pasado y otras nuevas, prosigo por caminos antiguos y otros modernos. Sigo andando voy dando vueltas parecidas a un triángulo, a un cuadrado, más se aparentan a vueltas en círculo.

noviembre 19, 2008

Me voy de aquí, rápido como llegué.

Y se quedaron conversando hasta el momento que el fuego se acabó. Ahí fueron aplastados por cemento y máquinas. Venían con progreso, desarrollo, dólares, felicidad. Ronald Mcdonald trajo la cajita feliz, con ella un montón de sorpresas. Ahora habrá comida rápida para todos, que contentos estaremos. Comamos rápido, para poder seguir trabajando, donde trabajaremos para alguien, donde produciremos para otro, llenémosle los bolsillos. Nos dan la comida, así viene predeterminada, no participamos de ella como lo haríamos en casa. Aquí viene, ahí está ¡Come!
Sin embargo, no diferencia, todos somos un basurero sin fondo. ¡Come rápido, ándate de aquí! Así vamos masticando esta mierda cada vez con mayor velocidad, puede venir el siguiente cliente y hacer lo mismo, tornándose un círculo. Me pregunto cuánto tiempo me dura la saciedad con esta rica y nutritiva BigMac. ¿Le importa a alguien? No creo, solo nos fijamos en cuán veloz lo hacemos, cuánto ahorramos. Nos mata, o bien, aportamos a matar.
Alguien mira desde lejos, cocina a fuego lento, pero seguro. Otros no tienen tiempo para esas banalidades, hay que salir de la hora de almuerzo, porque es pérdida de tiempo. El tiempo es oro. ¿Oro para quién? Oro para el dueño del oro. Pobreza y velocidad en el sur, le regala riqueza y reflexión al norte.
Mejor volvamos y hagamos una fogata, esto del cemento, progreso y demases, me comenzó a dar angustia. No quiero morir atorado con un pedazo de queso plástico y con Ronald Mcdonald sonriendome en la nariz. No pretendo hacer fila para destruirme, al menos no de esta manera. Prefiero morir de otro modo, aportarles de otra forma. ¡Aquí no como nicagando! Corramos que el empleado del mes me intenta atrapar...

noviembre 17, 2008

Desconocida arribada

Un hombre camina por la ciudad, ve personas que también caminan. Nadie se mira. Todos van donde mismo, esperan la luz verde para cruzar calles. Siguen su camino sin saber cuánto falta, pero todos saben que llegarán. Quizás pronto, quizás más tarde. De cualquier modo, van al mismo lugar. Después de unos años transitando, luego de dejar atrás calles, pasajes, cafés, restaurantes, tiendas, casas, edificios, autos, buses y personas, sin darse cuenta que todos iban donde mismo, llegaron.
Todos mirándose las caras, intentan conocerse, pero ya no lo lograron durante años caminando juntos, ciegos todos de quién iba a su lado. Piensan sobre la situación ¿para qué? Para nada.
Problema es que ahora están sin aliento. Hay espejos alrededor, no obstante nadie se refleja. Los espejos se encuentran vacíos, igual que los que buscan en él alguna respuesta.
¿Qué mierda pasó? Nadie sabe cómo llegó, mucho menos por qué. Alcanzaron la meta, sin darse cuenta de lo que sucedió hasta acá.
Ya ninguno respira, ya ninguno se mira.

La última estela de mi adicción.

Entro, pido un café y prendo un cigarro. Preparan el café, mientras al toser pienso en ti. Decidido estoy a fumar hasta el final mi último cigarro ¿Apagaré el cigarro para no toser más? La gente me mira con cara de querer preguntarme cómo me siento, por qué hago lo que hago. Yo sin interés sigo fumando, sigo tosiendo, empiezo a sentirme mal ¡Qué importa! no hay vuelta atrás. Me traen el café, por lo que estoy contento, tomando y fumando.
Imagino mi porvenir con cables por mi cuerpo y en mi cabeza, entre doctores y enfermos (que son lo mismo). Me río. Obviamente sigo tosiendo, pero no por ello, lo dejaré de lado. Prefiero mi adicción. Se me acabó el último cigarro, tampoco hayo rastro de tabaco en la cajetilla. Sin embargo, yo insatisfecho, camino a la mesa del frente, les expreso mi situación y les pido un cigarro. Vuelvo a mi silla para pedir nuevamente un café, no obstante, me equivoco y pido un par de cervezas. Ahora me acompaña Soledad. Se acaba mi tos, me encuentro encerrado, bajo cuatro paredes blancas. No estoy muerto, pero sí enclaustrado ¿Dónde? Un psiquíatrico tal vez. Sin importarme seguiré con lo mío, escribiré las blancas paredes, pensaré en mi loca mente, imaginaré colores en esta blancura y me ahogaré con el humo que tape esta pieza, cuando no pueda seguir respirando, ni escribiendo, ni pensando, ni imaginando, ni fumando, será porque salí de aquí.
Ruego un café para quitar durante algunos minutos la tos, pero me encuentro sólo. Nadie trae café y se me ha acabado la tos, buscaré cigarros. No hay. Acá no encuentro nada, estoy sólo, me percato que ahora no hay paredes, pero tampoco ruido. No me importa, porque caminando, me di cuenta que lo que imagino lo creo, así que fumé un cigarro. Sin tos, ni humo.

noviembre 15, 2008

dónde y para qué?

Un día anormal, un día triste, un día diferente, un día desigual.
Un día con sombra, un día con lluvia, un día con angustia, un día con palabra.
Un día es distinto, un día es mentira, un día es ira, un día es tinto.



Un día cualquiera quiero tomar, alucinar, arrancar, correr y después saltar. Voy a gritar mil palabras, mil frases, mil amores. Quiero rayar hasta el cielo, pintar muros, escribir letras que formen consignas, que perduren, que sean infinitas, que no se borren, que queden en tu mente. Quiero y prefiero ser un demente, me pondré loco un millón de veces...para poder crear una utopía real. Entonces tendré momentos malos, algo imprescindible en mi vida. Donde el día dure mil horas, donde alcanze a moldear mil cosas.
Escribiré cuentos sin fin, pintaré cuadros en el aire, gritaré donde no me escuchen, saltaré al vacío, correré en subida, nadaré contra la marea, moldearé el agua, llamaré a a alguien que no conteste, hablaré con los que no oyen y finalmente te buscaré y encontraré donde no estás.

noviembre 12, 2008

Rutinario

Los veo por las mañanas, con caras cansadas. Hay sueños rondando en el aire y un olor penetrante a café. Miran con incertidumbre para todos lados, mientras piensan quien sabe qué.

Presiento aburrimiento, rutina, desagrado. Sin embargo, esas mismas muecas que logro ver con mi mirar me muestran costumbre. Una aparente desilución me hace creer que no construyen sus salidas. Caminan, corren, porque acostumbran a hacerlo, hacia el mismo lugar, para hacer lo que hacen normalmente. Por la noche vuelven, prenden la televisión, se enajenan un poco más y después se duermen.

Por la mañana vuelven a lo mismo...

noviembre 11, 2008

Skapate!

tengo 27 balas que se pueden disparar
tengo mil disparos que te pueden matar

te puedo matar en cualquier momento
te puedo dejar quieto como monumento
mantente alejado
mantente lejos y asustado

Corre desnudo, grita como mudo.

sigue caminando
sigue trotando
no vayas tan rápido
no vayas como yo te pido

Nada como delfín, sigue saltando hasta el fin.

puedes intentarlo todo
puedes tener cualquier modo
sin embargo, te encontraré
sin embargo, te mataré

Intenta escapar, no lo lograrás, simplemente te cansarás, porque finalmente te voy a atrapar.