diciembre 01, 2008

Historia que dice nada.

Saltan cucarachas desde los árboles. Caminan cientos de pájaros por las veredas. Los perros ladran sin motivo alguno. Se mueve gente por sus casas, buscando algo para desayunar. Son las 6.15 am. y muchos empiezan a fumar el primer cigarrillo del día. Otros prefieren apagar el despertador para poder dormir esos infinitos cinco minutos más, moviéndose entre sábanas. Algunos ya salieron de sus casas con destino a tomar algún transporte que los lleve al trabajo, para comenzar la jornada laboral.

Hay un hombre pelado mirando por su balcón a la calle, ve pasar una pareja, algo demacrada, aparentan estar drogados. Nunca podrá saberlo, van con lentes de sol y caminan rápidamente hacia algún lugar. Doblan en la esquina, donde el viejo los pierde de vista. Termina su observación y entra al departamento, se encontraba descalzo, por lo que procura abrigarse los pies, antes de ello, se ducha.

Ya ha pasado un rato, y Luis, el viejo pelado, espera que salgan de la ducha, está ocupada por su conviviente. Es una mujer curvilínea, practicamente perfecta físicamente y de una intelectualidad sobresaliente. Después de cerca de treinta minutos, Luis comienza a preocuparse, del por qué Soledad aún no sale del baño. Él grita, ella no responde. Él rompe la puerta del baño, ella se encuentra muerta en el piso, el agua corre. Soledad ha dejado solo a Luis en el departamento, que para uno sólo, podría llegar a ser bastante grande. Él busca compañía, encuentra a Esperanza. Se escriben cartas de amor durante varios meses, con frecuencia se juntan, se aman. Sin embargo, ese típico lunes, a la misma hora, 6.15 am. cuando Luis comienza a fumar su primer cigarrillo cotidanio, ella lo llama y le dice que está decidida a suicidarse.

Al día siguiente, él la llama a su télefono, donde normalmente contestaba sin importar la hora que fuese solicitada. Esta vez ella no puede contestar. Busca respuesta, no la encuentra. Corre desesperado por el departamento, hay fotos de Soledad, otras de Esperanza. El problema es que Luis está ahí, sólo. De pronto se da cuenta que está respirando muy fuerte.

Todos los días comienzan siempre igual, con un cigarro entre la mano y la boca temprano por la mañana, mirando lo que se puede ver por el balcón. Con su nariz huele el olor a cigarro. Siguió su vida, sin Esperanza y con Soledad en el corazón.

Borrará recuerdos, dejará irlos.